Fresqueras y neveras





Como mantener los alimentos frescos sin necesidad de frigoríficos.

En este post queremos dejar reflejados varios "ecoinventos" de bajo consumo para una casa de campo.



Fresqueras
Las fresqueras existían en todas las casas antiguas antes de tener luz eléctrica. Consiste en un hueco en la pared, solo posible en construcciones de barro o piedra de muros anchos. Es imprescindible que se lleve a cabo en una pared orientada al norte, puesto que es la única cara de la casa a la que no le dará el sol directamente ningún día del año. Si no hay incidencia de sol, las paredes no se calientan y la fresquera cumplirá su función a la perfección.
Una forma de hacer el hueco de la fresquera es dejándole salida hacia el exterior de la casa, luego  se le pone una malla o tela mosquitera para evitar que entren insectos pero garantizando la aireación y evitando así malos olores; otra forma es hacer un hueco ciego que será más fresco en verano.

Sistema de recipientes de arcilla
Se puede hacer una fresquera transportable con solo dos macetas de barro de distintos tamaños. Metiendo la pequeña dentro de la grande y rellenando el hueco entre ellas con arena mojada.














El año 2000, la Fundación Rolex concedió uno de sus premios a Mohammed Bah Abba por esta tecnología.
El sistema consta de dos vasijas, de distinto diámetro, incluida una en la otra. El espacio que media entre ambas, se rellena con arena, que debe mantenerse constantemente empapada para asegurar la humidificación de sus paredes. Las frutas, hortalizas y demás alimentos se colocan en la vasija interior.

La explicación física del proceso de refrigeración es sencilla: el agua contenida en la arena que separa ambas vasijas se evapora hacia la parte exterior de la vasija mayor, ventilada por la circulación del aire seco exterior. El proceso de evaporación comporta una reducción de varios grados de la temperatura de la arena, lo que enfría la vasija interior, retarda la reproducción de los agentes de la descomposición y conserva los alimentos. Gracias a este sencillo método, la conservación de berenjenas, por ejemplo, pasó de 3 a 27 días y la de tomates y pimientos, a tres o más semanas.


Botijos
Y desde aquí queremos reivindicar la recuperación del uso del botijo como la mejor forma de tener agua fresca en verano.
Museo de cerámica
Chinchilla de Montearagón (Albacete)
Es sostenible, barato, limpio y eficaz, pero además es más sano, porque la temperatura del agua es suficiente para refrescar cuando hace calor, pero no tan baja como la que sale del frigorífico o del uso del hielo. Y es que ingerir líquidos muy fríos no es nada saludable, y puede provocar diversos problemas a nuestro organismo.

Enfriando el agua, como en tantas otras cosas, nos hemos pasado.

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