La gente solvente, encarga un proyecto de construcción y es el arquitecto el que marca en sus planos las dimensiones de puertas y ventanas. En nuestro caso, y gracias a los miramientos que nuestros arquitectos (eCoop) tienen con nuestro bolsillo, ha sido justo al revés. Ya tenemos todas las puertas y ventanas de Pájaros en la Cabeza.
La última semana antes de la entrega, mientras Esther se
daba cabezazos con el ordenador maquetando y dejando “niquelao” su proyecto y
su presentación, yo me he sentido como en la semana fantástica del corte
inglés, dando vueltas por las páginas de compra-venta de productos de segunda
mano, dando caza a las ventanas de madera más bonitas y más baratas de la
historia de las ventanas de madera bonitas y baratas.
Como en los stock de particulares que venden cosas de
segunda mano, no hay mucha variedad hemos tenido que acudir a dos encuentros.
Uno de ellos en Tarancón (Cuenca) de donde hemos sacado las 3 ventanas de la
cocina-comedor, preciosas y baratísimas todas ellas.
El resto, han venido de la mano de Antonio de Zaragoza. Un
carpintero retirado que vendía a buen precio los excedentes de su taller. Como
los portes nos encarecían mucho la compra y a él no le importaba hacer la mitad
del camino hasta nosotras para la entrega, quedamos el sábado 18 de mayo
en Albarracín, un pueblecito de Teruel que llevábamos tiempo queriendo visitar. Albarracín está a solo 120 km de
Cuenca, pero a 2.5 h de camino; yendo al
encuentro de nuestras flamantes ventanas por carreteras de cabras, nos perdimos
varias veces, nos nevó, granizó y llovió torrencialmente… Lo bueno,
siempre requiere un esfuerzo.
Al final llegamos al encuentro con una hora y media de
retraso. Gracias Antonio, por ser tan majo y haberlo puesto tan fácil.

El domingo por la mañana encuentro con Alberto en
Socuéllamos (la magia de la era de Internet es poder encontrar unas puertas
de derribo de puta madre a través de mil anuncios.com y que el vendedor sea tu
vecino del pueblo). Compramos dos puertas de
madera maciza preciosas que tendrán una segunda vida a nuestro lado.


Todo ello, las 10 ventanas y las dos puertas, duerme en el
almacén de mi abuela a la espera de que Pájaros en la Cabeza se materialice.
Ahora Cristina, nuestra arquitecta, ya tiene medidas para sus planos, nos hemos ahorrado una pasta a cambio de muchas horas de búsqueda y otras tantas de viaje... y es que el trabajo colaborativo es mu bonito, pero es mu complicao.
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