Un pequeño ejército culipardo de bioconstrucción con la misión de ayudar a Ramón en la última fase de construcción de su bonito domo de Superadobe.
(la ubicación fue elegida teniendo en cuenta criterios sinestésicos)
Además nos ha encantado ver que con tan solo 5 personas, aún trabajando sólo por las mañanas, el domo se ha construido en un mes y que el presupuesto que barajan es menor del que pensábamos - es verdad que el domo no tiene instalaciones de agua y de luz, que es uno de los puntos más grandes del presupuesto -.
Además, como compartir es vivir, traemos en nuestra mochila de conocimientos unas clasecitas particulares de radiostesia por cortesía de Ramón. En uno de los almuerzos le comentamos que era algo que nos interesaba mucho, así que el último día después de comer repartió varillas de metal entre nosotros y descubrimos muchas cosas sobre nuestro potencial para detectar agua y fuerzas electromagnéticas. Las varillas vinieron de regalo para Ciudad Real. Aun tenemos pendiente darnos un paseo descalzas por nuestra finca para marcar la ubicación exacta de nuestra futura casa dentro de la parcela.
Gracias a Ramón y a su mujer Chari, por acogernos en su casa, por darnos de comer tan bien y ser tan agradables...pero sobre todo mil gracias por perseguir un sueño dificil y hacerlo realidad.
Sali y Ramón se conocieron hace un tiempo en uno de los cursos de Superadobe que organiza Domoterra en Mula (Murcia); en aquel curso Ramón sintió que ese tipo de construcción es la que quería tener en su terreno en Villena, una finca que en un principio era un olivar convencional y que Ramón, poco a poco, va transformando en un bosque controlado con muchas variedades, no labra, no fumiga y no fertiliza la tierra. En 7 años, la parcela parece una cosa totalmente distinta a lo que era cuando la compró. Ahora, además, está coronada por su nuevo domo-refugio de 3.5 metros de diámetro.
(la ubicación fue elegida teniendo en cuenta criterios sinestésicos)
En dos días le hemos dado un empujón en la tarea de revoco del domo, que cuando llegamos - y en tan solo tres semanas - habían cerrado completamente.
Ir a Villena ha sido positivo por muchas cosas:
Por un lado, salir un poco de la borágine en la que estamos envueltas con nuestra casa. Tanto pensamiento, planificación y burocracia, nos hace tener la necesidad de entrar en acción y dejar descansar la cabeza por un tiempo.
Por otro lado valorar en el terreno como se vive una construcción completa cuando está planeada como un curso al que la gente acude con interés.
En Villena, los alumnos-construcctores estaban emocionados con la construcción y el ambiente en la obra era enérgico y positivo. Los cuatro alumnos que han estado allí desde el principio sentían suya la construcción y comenzaban la faena cada mañana con entusiasmo. Además, cada uno de ellos aportaba ideas para mejorar el aspecto de la construcción. Por ejemplo los adornos de los contrafuertes de la puerta, que de mero elemento constructivo, en esta ocasión han pasado a ser un precioso detalle que embellece el domo.
En Villena, los alumnos-construcctores estaban emocionados con la construcción y el ambiente en la obra era enérgico y positivo. Los cuatro alumnos que han estado allí desde el principio sentían suya la construcción y comenzaban la faena cada mañana con entusiasmo. Además, cada uno de ellos aportaba ideas para mejorar el aspecto de la construcción. Por ejemplo los adornos de los contrafuertes de la puerta, que de mero elemento constructivo, en esta ocasión han pasado a ser un precioso detalle que embellece el domo.
Además nos ha encantado ver que con tan solo 5 personas, aún trabajando sólo por las mañanas, el domo se ha construido en un mes y que el presupuesto que barajan es menor del que pensábamos - es verdad que el domo no tiene instalaciones de agua y de luz, que es uno de los puntos más grandes del presupuesto -.
Además, como compartir es vivir, traemos en nuestra mochila de conocimientos unas clasecitas particulares de radiostesia por cortesía de Ramón. En uno de los almuerzos le comentamos que era algo que nos interesaba mucho, así que el último día después de comer repartió varillas de metal entre nosotros y descubrimos muchas cosas sobre nuestro potencial para detectar agua y fuerzas electromagnéticas. Las varillas vinieron de regalo para Ciudad Real. Aun tenemos pendiente darnos un paseo descalzas por nuestra finca para marcar la ubicación exacta de nuestra futura casa dentro de la parcela.
Gracias a Ramón y a su mujer Chari, por acogernos en su casa, por darnos de comer tan bien y ser tan agradables...pero sobre todo mil gracias por perseguir un sueño dificil y hacerlo realidad.
Esperamos que disfrutéis mucho de vuestro precioso domito, un besazo bien gordo para los dos y para el resto de personas con las que hemos compartido estos días tan positivos.
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