Allá por diciembre, ya vimos que la tierra usada para reparar la estructura del domo albergaba semillas que fructificaban con facilidad.
Esta ha sido una prueba de plantar en invierno ajos y habas en el montón de tierra que sobró.
En verano, cuando visitamos las canteras de la zona para elegir la mejor tierra para construir, en los montones de tierra no había vida. Nuestra sorpresa vino con las primeras lluvias otoñales - para entonces ya habíamos utilizado la tierra para recubrir el domo y los muretes del gallinero y el alcorque de la morera -.
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La tierra que aparece en la foto no fue la finalmente elegida, pero todos los tipos que analizamos estaban en la cantera en unas condiciones parecidas.
No parecía tener mucha vida, ¿Verdad?
Bueno...pues nos hemos llevado una sorpresa. Pero como no hay mal que por bien no venga, y la tierra en diciembre hablaba por si misma, decidimos hacer unas miniterrazas-bancales en el montón de la tierra que nos había sobrado para plantar ajos y habas y aquí está el resultado:
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