El mundo mineral, animal y vegetal probablemente ha servido de ejemplo durante toda la historia del hombre en los procesos arquitectónicos, hasta la revolución industrial.
La naturaleza, como constructora, nos ha dejado ver las formas más sofisticadas y sostenibles, por lo que su estudio y su aplicación técnica y artística son la razón de ser de la BIÓNICA.
Todo empezó cuando el ser humano, consciente o inconscientemente, comenzó a entrar en cuevas o construir refugios similares a los nidos, de ahí en adelante el ser humano ha usado su capacidad creativa y su habilidad manual para construir refugios que le ofreciesen mayores garantías de supervivencia.
Fue en el siglo XX, cuando comenzaron a usarse materiales de construcción generados de forma industrial y al generalizarse el uso de éstos, el hombre perdió de vista su capacidad de construirse un refugio para él y su familia.
Es ahora cuando parece que estamos superando la época de estancamiento, en la cual los humanos olvidamos o dejamos de lado las condiciones dadas por la naturaleza, y estamos entrando en una fase histórica de reflexión sobre los conceptos aportados por la naturaleza.
Nosotras, fascinadas por la belleza, la funcionalidad y la sencillez de las construcciones naturales, hemos querido que nuestra futura casa cumpla con las leyes de la biónica y por tanto de la naturaleza. Nuestra vivienda domo imitará las formas orgánicas y para su construcción usaremos los materiales que con tanto altruismo nos brinda la tierra.
La estructura de los domos está inspirada en la cúpula catenaria; este tipo de cúpula se ve en la naturaleza en un montón de ejemplos, pero sin duda el más llamativo es el huevo.
Las cúpulas de los domos son idénticas a la estructura de un huevo y puesto que entendemos los huevos como algo frágil, que transportamos con cuidado, es curioso probar a apretar un huevo fuertemente haciendo fuerza en sus dos puntos más separados. Al principio apretaremos con cuidado el huevo para no romperlo, pero poco a poco nos vamos dando cuenta de su dureza, prácticamente irrompible con una mano. Esto se debe a que este tipo de cúpulas son capaces de soportar una presión de 100 veces su peso. Todo un ejemplo de maestría arquitectónica de la naturaleza, que al imitarla no pide derechos de autor, que nunca crea con copy right ni exige canones.
Este tipo de estructuras de cúpula catenaria las encontramos en muchos frutos secos, en los volcanes, en las raices de los dientes y en un sin fin de arquitecturas naturales que andan por todos lados, deseando ser observadas, imitadas y respetadas.
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Javier Cano Gonzalez
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