El barro a lo largo de la historia ha sido útil para cocinar, refrigerar y construir.
En este post no queremos hablar del barro como material de construcción, sino del barro como material para refrigerar el agua por evaporación.
Un merecido homenaje al botijo y su funcionamiento.
Un merecido homenaje al botijo y su funcionamiento.
En un botijo el proceso de evaporación se ve favorecido por la porosidad del barro, haciendo que parte del agua se filtre a través de él.
El grado de enfriamiento depende de varios factores, fundamentalmente del agua que contenga el botijo y de las condiciones ambientales. Si la temperatura ambiente es elevada, el proceso de evaporación será más rápido, no así el proceso de enfriamiento. Si el ambiente es muy húmedo la evaporación se ve dificultada y el botijo no enfriará.
En condiciones favorables se puede conseguir una disminución de temperatura de unos 10ºC. Eso si, hay que intentar no mojar el botijo por fuera al llenarlo de agua.
Este mismo efecto, al que a partir de ahora llamaremos con cariño "Efecto botijo", es el que se da en las cantimploras metálicas forradas con una tela de fieltro; se moja la tela para que al evaporarse el agua de esta capa, se refresque el agua del interior.
En Pundjab, se ha probado recientemente una versión mejorada de este sistema, que está más cerca del sistema de recipientes de arcilla que cualquier otro dispositivo. Consiste en una doble pared de ladrillo, con arena húmeda entre ambas. La arena se mantiene húmeda, y toda la sala está cubierta con una alfombra húmeda. Dentro, frutas y hortalizas se mantienen a temperaturas inferiores a 20 ° C.
La campaña Botijos contra el cambio climático presenta una forma creativa de tener siempre a punto tu botijo
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