Pozo acabado

Por fin tenemos ese pozo soñado. 

Ha sido un mes de duro trabajo dirigido por nuestro amigo Miguel Bejarano, pero ha merecido la pena.





En el último post dedicado a este menester, nos quedamos a medias en el proceso, así que hoy queremos mostraros cómo hemos llevado a cabo el nuevo brocal de piedra. Tenemos una galería de fotos en facebook donde podéis ver el proceso de corrido.

Primeras piedras en la nueva pared y juntas con las ya existentes, que hemos limpiado bien de barro y mortero antiguo para luego rejuntarlas todas por igual. 

En la foto se pueden ver las guías de nivel y plomo para no recurrir al "ojímetro" con el que solemos hacer las cosas y a Chula sufriendo un gran estrés en el proceso de construcción.

Hemos usado un tubo de chapa como molde para generar el hueco para la salida del tubo de agua y el cable de electricidad de la bomba sumergible.

Colocación del "arco cuadrado" del pozo en el que colgar un cubito de cinc para poder sacar agua a mano.

En esta foto ya hemos quitado el molde del hueco por el que saldrá el agua.









Barra de acero corrugado donde poder atar la bomba una vez sumergida.

Colocando la guía de nivel para enlucir la parte superior del pozo.

Toda una experiencia "albañilear" con guías en recto puesto que, hasta ahora, todas nuestras construcciones han sido redondas. (El domo, la alberca, el gallinero)

Aquí rejuntando (cómo molan los verbos albañileros) las piedras para dejar un acabado bien bonico.

Nosotras nos acordamos mucho de los ancestros de Esther que hicieron los muros de ladrillo tan a conciencia, por lo duro que fue tirar las antiguas tapias del pozo, pero estamos seguras de que si dentro de 200 años alguien decide tirar este brocal, también se acordará de nosotras. 

Es posible que a esas 3 máximas habituales que aseguran la trascendencia del ser humano (plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro) haya que añadir hacer un pozo... aunque... ¡¡¡Quién va a querer tirar esta preciosidad!!!